10 enero 2014

Sé que tengo que madurar, que estas condiciones no son las únicas en las que me puedo desenvolver, quiero correr libre por todos lados, quiero devorarme al mundo de un solo bocado.
Mis pensamientos son demasiado para este cuarto en el que me encuentro encerrado, sin faro, pretendiendo vivir de un engaño, de un abrazo que no significa más que un te quiero pero a la vez te hago daño. Quizá es tiempo de hacer frente a este peldaño, independizarme y hacer de mi vida un relajo, quizá deba seguir los pasos de mi tío Leonel y probar las mieles de la juventud, las desdichas de la pasión y lo más bajo del barrio, para así poder formar un estereotipo, un nuevo relato, el que defina mi vida y comience a ser bravo.

No le quiero dejar, es el único que me da mi lugar, que sin sus besos puedo vivir y me hacen volar, sus brazos son gigantes, como el mar y un corazón que me hace temblar. Realmente llegó cuando no lo esperaba, cuando todo en este lugar apestaba y fue así que lo dejé entrar, de la mano, de mis besos y te quieros que lo han hecho inmortal. No sé qué me pasó, pero creo que mi cabeza va a explotar, y en mil pedazos se va a quebrar, saturado de tanta información, tanta presión que me deja el alma sin razón.

Soy un idiota, patético e irreverente, y como cualquier humano, soy inerte, que vive dentro de tu mente, que se consume como pastillas efervecentes, sin historia ni presente, perdido en el abismo. Si tan sólo no hubiera gente que complique las cosas más de lo que ya son, que deje vivir sin tener que chantajear a los demás, o decirles qué hacer, si tan sólo todo se resbalara fácilmente, como el aceite, y así vivir pensando en el hoy y no en lo consecuente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario