Tal vez no podamos cambiar lo que en el pasado vivimos, o limpiar las cicatrices de un daño mal intencionado, justamente porque ya es pasado.
La inocencia nos llevó al pecado, varias veces impuesta de manera que no la viéramos como algo malo, sino divertido y emocionante, la misma que nos orilló a sellar nuestros labios con la promesa de no decir nada.
Ahora en recuerdos se ha convertido aquel pasaje frío, aveces cálido, del cual vuelvo a buscar respuestas, y sin tener suerte, no hay más que pueda hacer, más que darme a la tarea de aceptarlo y no revivirlo.
Varias veces fui juzgado vilmente, varias veces le cuestioné el por qué las cosas sucedieron de tal forma..
Creo que no queda más que dejar libre toda culpa, y en medida que vayas aceptando, vas liberando.
Los amigos siempre han sido y serán una gran parte fundamental en mi vida, después de todo, ellos me enseñaron a valorarme, a tener paciencia y fe. Me enseñaron que no debo ser retraído y afrontar los obstáculos por mi propia voluntad, pues nadie más lo hará, nadie más lo hará...
Agradezco ser el joven en el que me he convertido, de no ser por los sucesos ocurridos, no sé qué hubiera sido de mi, o qué camino hubiera tomado, pero, justo ahora es cuando comienzo a ver la vida de distinta manera, sintiendo cosas que antes no había sentido, olfateado colores que jamás antes había olfateado, y visto espejos, en los cuales, mis pupilas han navegado sin descenso.
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