13 noviembre 2013

Me odio

A veces me odio tanto a mí mismo por ser como soy, por aparentar algo que no seré...

Eran las 9pm y todos festejaban en sus casas, excepto yo, quien se encontraba rodeado de todos estos pensamientos que me frustraban de cualquier forma que existiera, entre llantos y discusiones que me llevaron a la perdición una y otra vez... 

Soy espontáneo y aveces muy bizarro... como quisiera que dejaran de verme con asco, como si fuera un insecto o peor aún, un minusválido. Pues puedo ser callado pero jamás un discapacitado, por lo que no puedo permitirme ser discriminado aún entre tantas mentiras, amistades falsas y vidas destrozadas.

Como quisiera tener valor para decirte lo que significas para mi, lo mucho que te quiero y querré, pues tu has sido la única persona que pondría las manos al fuego solo para rescatar mi pellejo. No nos besamos ni mucho menos decimos cuanto nos amamos, o siquiera mandamos mensajes de texto que expresaran lo mucho que nos extrañamos, lo que si sabemos es que nuestras miradas son más que un reflejo, pues demuestran nuestros sentimientos aunque no los digamos, y realmente ya no sé si esto que siento es por un tipo de personas o solamente contigo, puede que tu seas mi salvación o solamente mi redentor... mi castigo o una bendición.

Tengo miedo, tanto miedo del futuro, así como miedo del pasado, y de lo que vivo, no es sano, nada de lo que pienso, siento, hago o canto es sano, porque en mi hay un hueco frío que pide a gritos ser cubierto por muchos te quiero o un simple abrazo, porque nada de lo que hago me sale bien, ni siquiera soy bueno en decirle cuanto lo amo, porque de cualquier modo saldría perdiendo, y eso sería un suicidio por completo... Porque el no ser tan hombre me ha llevado a pensar en lo difícil que me es la vida, o siquiera existir.

Si bien cierto es que no soy varonil ni músculos que impresionen a las chicas.
No me gusta dejarme la barba ni tomar en fiestas por miedo a emborracharme.
No soy fuerte ni tengo el físico tosco como los hombres tienen.
Soy flaco y de cuerpo esbelto un tanto andrógino.
Me gustan las baladas en noches de invierno y más cuando no tengo a nadie de mi lado.
Cuando me deprimo no me emborracho, simplemente como chocolates y rompo en llanto.
Prefiero entablar conversación con chicas porque los chicos me parecen idiotas y sin razonamiento claro.
No sé manejar y me da miedo hacerlo, pues temo chocar y perder el control.

No soy el príncipe azul que todas quisieran tener,
ni el hijo perfecto que juega soccer y mete goles todo el tiempo,
soy vanidoso y cuido mi aspecto,
me rasuro el bigote y bailo al escuchar pop,
me choca el metal y visto formal donde quiera que voy,
soy lo que mis padres nunca quisieron que fuera,
por lo tanto no soy el hijo de sus sueños,
pero todo esto se resume a que soy del modo que soy,
sentimental, artístico y con unas ganas de vivir sin estragos.

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