Suelo embarcar en puertos donde la niebla es fácil de percibir, donde las huellas son difíciles de borrar, más en sus ojos, la paz puede aún encontrarse dentro de ese corazón guerrero que lucha contra el mar.
Cierto es cuando dicen... "no hables con extraños", pues te podrían lastimar... y dicho y hecho, a los brazos de extraños fui a dar; sin pensarlo dos veces en sus rostros vi soledad, una desdicha y carga emocional que me incitaron a curarles su mal estar.
¿Te han lastimado?... ¿Es a caso que no sabes el peligro que puedes correr por tan solo un beso obtener?
Sí, sé los riesgos que pueden haber, sin embargo es más arriesgado jamás sentirlo que atreverse sin pensar en las consecuencias que traigan consigo... porque dentro de sus pláticas y momentos de placer, yo encontré un lugar del que nadie nos podría molestar, puesto que es justo en la intimidad donde su pasado te cuentan y sólo de esa manera son libres y felices, sin nadie a quién rendir cuentas, por el simple de hecho de ser escuchados, aceptados y de una u otra forma valorados... al fin y al cabo somos humanos, por lo mismo tendemos a equivocarnos incluso a tropezarnos más de dos veces con el mismo clavo pero nosotros siempre nos levantamos, pase lo que pase no dejaremos que nos hagan daño.
Mi antología ha comenzado desde el día que vi la luz artificial del cuarto que me vio nacer y de los ojos de mis creadores, a quienes les debo la vida por hacer de ella única y exclusiva como la ropa con que me vistieron y brindaron calor para no pasar un mal rato fuera de ese ambiente helado e inexplorado, del cual yo formaría más tarde, cuando mis pies hayan el piso tocado y mis alas aún no hayan madurado, con una pizca de inocencia que me mantiene vivo y por siempre intacto.
De amores y poesía a mi vida colores fueron dando, desde un azul hasta un rojo enamorado, sintiéndome tan acostumbrado de este corazón que calor a mi cuerpo siempre ha dado y agonía... aveces hasta me ha sobrado pero que, de sentimientos puros mi carácter y alma me he forjado, sin odio ni rencores, porque estos dos últimos hacen que muera el ser humano.
Aprender a decir un hola y un adiós a quien se conoce, reír y ser cortés para ser cómplice de un gesto recíproco, bailar y cantar en los momentos menos indicados pero que te permiten liberar tu mente y espacio, llorar y crecer en los momentos de penumbra, cuando el sol y la luna pierden su fortuna y sólo un amigo te brinda su mano para salir del tunel del que todos, alguna vez, hemos entrado.
Soñar y crear sin parar, tal cual niño va hacia su cama va para descansar en espera de otro día fenomenal, saltar y sentir la brisa del mar en tu cara, sintiendo cómo te acaricia y dice al oído "no temas, relájate, es cuestión de sentirte en libertad". Aceptar de las derrotas, cuando hayas perdido y aprender de las revanchas, para medir tu capacidad de haberte preparado con más integridad física, moral y espiritual; todo aquello han sido sólo algunas de las etapas por las que he pasado, por las que todos han pasado y la humanidad entera tendrá que pasar. No existe un bien o un mal, todo depende del cristal con que lo quieras mirar, y si algún día rompieras esa barrera tan fácil de descontrolar, una cadena en reacción tú activarás, porque a toda acción lleva consigo una reacción, la misma reacción que, después de haber escrito esto, en alguien más o en ti mismo, miles de sensaciones podría yo causar...
Recuerda que todo nace por un sentimiento, el mismo que te dio la vida también habrá otro que podría destruirla, es preciso que no hay nada que tomarse a la defensiva, si por hoy un "no" trajo tristeza o enojo a tu vida, tómalo como un reto o una puerta que ha de abrirse en otro momento, porque el mundo está lleno de puertas por las cuales habremos de entrar y si en alguna nos atoramos o nos impiden el paso ya encontraremos otras donde seguro nos necesiten de inmediato.
Así termina mi antología, tan fácil de narrar pero... sobra un viaje inmenso por descubrir y sobretodo valorar, ya que la vida es sólo el principio de un camino largo que caminar pero fructífero que todos queremos pisar.
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