He tratado de hacerte feliz, de ser feliz... de poner una sonrisa a mi mascarilla de melancolía.
Siempre tratando de hacer un gran día, de hacer sonreír a cualquiera, aunque esto sea lo último que haga...
Siempre tratando de esconder mis lágrimas y tragármelas para nunca ser bendecidas por su desaprobación.
El sistema está roto, está en llamas, no hay error más grande que haber sido contaminado por un virus,
o una manzana podrida, tan podrida que ni el amor merece tener, que no merece ver, la luz del día.
Son estas pequeñas cosas que joden la vida, la NO ACEPTACIÓN, LA DESIGUALDAD, LA CORRUPCIÓN, EL DESAMOR, LA CONTAMINACIÓN DE TUS BESOS AMARGOS Y LÁGRIMAS TÓXICAS DE ARDOR.
Al final del día a NADIE le importa, ABSOLUTAMENTE nadie le importa tu vida, tus alegrías o manías,
el por qué de tu tristeza, el por qué de tu sonrisa, si últimamente te aceptaste o brincas por haber besado al
amor de tu vida. Porque al final, solamente quedaremos NOSOTROS MISMOS con NUESTRA MELANCOLÍA, aquella cualidad que todo el ser experimenta a lo largo de esta estrecha y difícil vía, donde el tren pasa una vez, no más, teniendo en cuenta asegurado que pronto llegará el día d tu partida...
Aveces me siento tan fenomenal, consciente de poder lograrlo, de poder cambiarlo... pero al llegar la luna, mi estado de ánimo se precipita, los corazones que he enterrado me devoran y traen odio a mi vida, apatía disuelta en lágrimas que transitan los tatuajes que he mercado con cada manecilla que este reloj me dicta.
Es imposible dejar de sentirte atraído hacia los hombres o mujeres, es un código que lo llevas registrado desde que naciste, desde que quedaste podrido y la única opción era mantener en secreto tu mentira, aquella que te debes guardar, aún cuando sabes que todo anda mal...
Días se oscuridad sin vencimiento transitan, el tráfico de la ciudad me incita a dejarlo todo e ir a mi cama para dormir hasta encontrar la salida a estos truenos que retumban en los cielos, deseando encontrar un culpable, un milagro que recapacite estas almas desprotegidas y a la vez corrompidas, que buscan su satisfacción en el tropiezo de otros mientras caminan alto, buscando la verdad absoluta o unas simples palomitas.
¡¡GRITO, LLORO Y RUEGO POR ENCONTRAR LA SALIDA!!
Qué no vez que en un diluvio mis pupilas se esclavizan de lo que es este hundimiento profundo que no tranquiliza mi herida, al contrario, la dilata y vuelvo a dormir en los brazos de la morfina.
Sólo pido un poco de paciencia, de comprensión, de LIBERTAD, de tu discreción, de ACEPTACIÓN, de tu AMOR, de tu olvido y tu ODIO CON RENCOR.
Quizá algún día pueda encontrar esta paz que me condiciona y guía hacia las puertas de tu capilla y me acepte al orar, a rezar, a ser alguien especial, como está dictado en tu doctrina, en tu idea de vida.
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