18 abril 2013

Amores y desilusiones de infante (Cuando nada es mejor como el ayer)

Eran los días de infante cuando solíamos correr sin precaución, o quizá fueron los amores con pasión.

Ya hace tanto que he perdido la razón, me cegué y continué por el sendero de mi suerte.
Solía ir con mis amigos a donde quiera que ellos fueran, a donde quiera que volteara, me encontraba rodeado de ellos, dispuestos a sacarme una sonrisa, una fiel charla o compañía.
Pero no todo está asegurado, los días terminaron tan pronto salí del bachillerato y uno por uno fue forjando su propio destino. Aún recuerdo lo "inocente" que era, lo extrovertido que me sentía y lo enamorado que mi corazón latía... justo como desde el primer día y de su sonrisa me contagié, pese a que fuera intocable, un amor de infante. 
Problemas con la familia, llamadas de atención que aún siguen alertando mi día, aquellas citas a ciegas y sus manos tersas, equivocaciones y tropiezos que hirieron mi conciencia, todas juntas, haciendo de mi vida, la más inepta. Por suerte, toda aquella neblina terminó, sin embargo me sigo sintiendo como desde el primer día, sólo... 
A la universidad entré, mis amigos han cambiado, a algunos incluso ya no he visto, y me pregunto... dónde quedó toda la confianza, toda esa chispa que nos hacía brillar aún en la noche más oscura... mi familia me apoya indudablemente y cada día me demuestra lo agradecidos que están de ayudarme y contagiarme de su felicidad irradiando paz y palabras de aliento. Tal como dijeron alguna vez... "Nadie te querrá ni apoyará como lo hacemos nosotros, tus padres". Sabias palabras, quizá la vida consta en seguir las advertencias y darle paso a nuestras metas.
No sé si esté triste por haber jugado con mis sentimientos, por dejarla entrar a lo más íntimo de mí, o quizá por haber dejado entrar a mi vida tanta mamada, tantas mentes cerradas, que de por si hacen de mi presente un pasillo oscuro y sombrío, ese túnel que no verá su luz hasta ser sepultado por las cenizas que nunca han de cobrar color o siquiera la vida misma.

Ahora que me encuentro en solitario, que le pongo empeño a mis estudios, que trato de ser aparentemente "un buen hijo", que me dejo consentir y me dejo sermonear por los padres y maestros... ahora que mi vida vuelve a la vida, que mis amores no encuentran salida y mis pasiones se disipan, la juventud se ve desprendida, para darle paso a la madurez y a mis amigos extraño aunque con ellos hable detrás de la cámara de mi lap... 
Ahora que voy tejiendo mi porvenir, que no me encuentro con ataduras que romper,  es ahí cuando me encuentro en sincronía, aún desde mi cuarto, escuchando canciones que me sacan del ayer.

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