Hoy llegué a tiempo a clase y tu no estabas, entonces pensé que por sentirte mal, en tu casa te quedaste. Sin embargo luego de unos minutos llegaste y mis pupilas iluminaste, como un foco al encenderse.
Todo el tiempo en clase estuve a tu lado, y de la mano me tomaste. Tu teoría era porque querías levantarte y la segunda teoría fue porque querías medir tu mano con la mía. Sinceramente hacía tanto que esperaba rozar de nuevo tu mano, tus dedos y sentirme parte de ti, de manera que solo tu y yo nos sintiéramos conectados.
Como quisiera rodearme de tu ser, de esa aura que me inspira a ser.
Como quisiera enamorarme y que tu lo puedas entender...
pues este corazón intransigente no para de quererte.
Muy bien sé que no solemos besarnos, tal como los novios lo hacen.
Y por supuesto sé que no nos decimos un te amo para recordarlo constantemente...
Son esas miradas, nuestras canciones sobre proyectadas,
cuando nos damos la mano para cuando nos queremos levantar,
o compartir nuestros alimentos que tanto nos gustan.
Todas y cada una de estos gestos hacen que la confianza y el lazo crezcan,
dejando ver que no es sólo amistad, ni una simple hermandad.
Pues en este tiempo te siento más cercano
e incluso puedo decir que nos amamos.
Porque el día que nos encontramos fue el mejor de todos los días que he tenido.
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