A veces las cosas, en realidad no son como creemos que son, cambiamos nuestra forma de ser, nos sentimos superiores hacia cualquier adversidad, creemos en nosotros mismos, justo cuando nadie nos veía y hacían de nuestras lágrimas la prueba de haber perdido el control, y volar bajo... Sin embargo, siempre hay aquello, alguien, algo que nos hace nuestra suerte cambiar, es ahí cuando la visión del panorama se nos abre, como si fuera magia o una puerta que estaba cerrada, pero, ¡que de pronto...! vio la luz salir justo cuando se abrió ante una circunstancia que pareciera nunca tener fin, tener paz.
Dando vueltas en la cama sin dormir, aveces acompañados, en otras ocasiones con nuestros propios pensamientos, pero de igual modo acabamos en nuestro entorno, con nuestro yo, queriendo descifrar las pistas, los por qué y la inmensa duda de dónde acabará nuestro ser...
Llueve en la alcoba, me encuentro sentado al borde de la cama y pareciera que éste piso de madera me dijera algo que oculta con cada crujido que se escucha. Las puertas se han abierto y el balcón se extiende, los miedos y dudas se disipan, una inmensa luz del exterior veo venir, se acerca justo delante de mi como si se tratara de un angel diciendo: no temas, ten fe... y tus logros verás nacer.
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