Podrá diferir tu mundo con el nuestro pero eso no nos hace peor o mejores, simplemente quise adorarte, rezarte aún sin una imagen definida, porque el creer es cuestión de aferrar la esperanza última en manos de quien crees perfecto.
No pido una condena o millones de dólares para la raza entera, simplemente una señal que nos diga lo certeros o equivocados que fuimos, lo injustos o misericordiosos al unísono.
Ser tu hijo ha sido una bendición, un camino hacia mi iniciación más no fui invitado, simplemente parte de un rito consecutivo que se ha transmitido desde el día en que nacimos.
Qué egoísta el humano, cuando ellos cumplen con sus ideas y creencias, al llegar alguien más con una diferente propuesta, no deja siquiera que se le conozca, porque tiene miedo a perder esa creencia mezclada con otra, prohibiéndose de tantas enseñanzas, tantas amistades y por sobretodo buenas relaciones, pero es el mismo miedo del que todos hemos provenido y en sólo alguien supremo, nosotros nos creímos dueños hasta llegar a sus pies, es así que conforme el paso del tiempo, se le ha llamado de tantas formas que los mismos códigos dictan ser el único y maravilloso esplendor que concibió a toda una era, una alma entera.
No concibo entonces el por qué del egoísmo, el por qué del ateísmo y mis ganas inmensas de cuestionarlo todo yo mismo, ya que sólo uno ha crecido entre penumbras y al haber nacido, su despertar se ha esclarecido, formar parte del hoy, crecer, reproducirse y morir, aquellas tres situaciones que ponen al ser vivo en jaque, dándole toda una oportunidad de vida al humano, sabiendo que la muerte es tan segura de sí misma.
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