Despierto y pienso si es este el camino a mi ser
tomando la primera bebida me siento a observar
ese árbol maduro y torcido está,
como el que se desespera por atorarse sin un comienzo ni final.
Al atardecer mi alma puse a reflexionar:
¿Será verdad tanta confusión al mirar
los ojos y alma de ese bello caminar?
Odio admitir, esta es mi triste o bella realidad.
La gente me mira sin parar,
la familia está agotada de intentar,
detenerme, imposible, éste es mi estado natural,
el incurable síndrome de la bisexualidad.
Mis ideas se agotan como la lluvia que cae
y hacerles ver que mi corazón con fuerza late
tanto para hombre como mujer
y mis ojos ni sexo ni edad conocerán.
Atravieso este pasaje a mi paso sin esperar más allá
de lo que un día me hizo mal
y ahora debo continuar
hasta mi alma poder liberar con gozo y felicidad.
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