La noche profesa un amor oscuro e incomparable como el día desde que te vi,
con su velo ancestral repara cualquier mal
y cura las heridas que dejamos hace tiempo atrás.
Jamás antes había visto algo sin igual,
un amor tan puro, mágico y real,
que con solo tocarte o mirarte, brillaba tal cual diamante.
Lo que daría por no dejarte,
por arriesgarme y amarte,
aunque en mis sueños todo sea fascinante.
Y es que sólo en mis sueños
pude besarte, sentirte con mi cuerpo,
sin ropa que nos interrumpiera.
Siempre has sido aquel que fuerzas me dio,
el único a quien de verdad le importé,
el único que hizo la diferencia en mi vida.
Te amo y siempre lo haré,
no hay nada en el mundo tan apreciable
como aquel abrazo que me regalaste.
Un abrazo que me ensordeció por completo,
me equilibró la mente, el cuerpo,
y finalmente, el corazón habló contento.